La adulación es el acto mediante el cual se destacan de modo exacerbado determinadas características positivas de una persona. Este tipo de acto exagera dichas características y en ocasiones las inventa con la finalidad de congraciarse con dicha persona. Esta ocurrencia es común cuando se pretende obtener el favor de alguien que se considera en un estatus superior. En la política lo podemos observar, ya sea hacia los mismos dirigentes como hacia los votantes. La adulación es una práctica poco agraciada, en la medida en que se lleva a cabo para estimular el ego ajeno con la finalidad de obtener favores.
De por sí, destacar las virtudes ajenas no tiene nada de objetable. El problema surge cuando este comportamiento es el producto de una búsqueda egoísta antes que de una verdadera valoración de los bienes ajenos. La adulación distorsiona las virtudes ajenas o las inventa, poco tiene que ver con el reconocimiento. En otras palabras, el adulador solo destaca cualidades de alguien con algún objetivo subrepticio; como todo el accionar se supedita a la consecución de dicho objetivo, es común que si no existan virtudes estas se inventen. Así, la adulación poco tiene que ver con una actitud de buena voluntad.
Este tipo de procedimiento se manifiesta en diversos escenarios, pero es especialmente notable en el ámbito de la política, en donde los distintos dirigentes suelen hacer una encendida defensa de los valores que manifiesta un candidato al que están supeditados. En este escenario, el político sabe que las buenas relaciones con sus iguales es fundamental para continuar con su carrera y es por ello que no escatima elogios a los que pudieran ayudarlo, aquellos que generalmente están en su mismo espacio; en cambio, será infrecuente que se destaquen las cualidades de los políticos que se encuentren en un espacio distinto, que sean adversarios. En el ámbito del trabajo también es posible percibir adulaciones, generalmente dirigidas hacia superiores o personal con algún grado de jerarquía; las mismas pueden comprenderse de igual manera que sucede en política.
Es importante considerar que la adulación carece de ventajas tanto para el adulado como para el adulador. En efecto, siempre serán más valorables las críticas realizadas con buena intención, con la finalidad de ayudar a la persona que los elogios fatuos. El criterio diferenciador al respecto es la intención con las que se realizan los comentarios, es decir, si los mismos se realizan con el ánimo de ayudar o por mero interés personal.