Biografía de Ada Lovelace

Nació en la ciudad de Londres, en Inglaterra. Fue hija del famoso poeta Lord Byron y de una mujer procedente de la aristocracia. El nombre que le pusieron al nacer fue Augusta Ada King.

Su madre abandonó a su padre al poco tiempo de unirse en matrimonio, cansada de sus infidelidades. Se fue de la casa con ella mientras Byron dormía, cuando ella tenía nada más que un mes. Nunca más vio a su reconocido padre porque su madre lo amenazó con develar sus andanzas e infidelidades. Él dejó Inglaterra.

Su crianza estuvo orientada a una formación científica, algo ciertamente poco frecuente en ese tiempo, porque su madre fue una apasionada de las matemáticas y afines.

También recibió una estricta educación en música, francés y matemáticas. Incluso, su madre, la llevó varias veces de viaje por diversas ciudades inglesas para que pudiese apreciar en primer apersona el funcionamiento de las máquinas que estaban revolucionando el mundo industrial.

Contrajo una enfermedad que debilitó mucho su salud y que la tuvo postrada largos meses. Tenía 7 años.

A los 14 años se contagió de sarampión y ello paralizó sus piernas. Durante esas largas jornadas en la cama se dedicó a estudiar y a leer.

Por otra parte, su elevado estatus social le facilitó el ingreso a círculos intelectuales, culturales y científicos.

Conoció en una fiesta al matemático Charles Babbage, un inventor y científico fuera de serie que, la impactó, y que influyó ciertamente en elegir un camino profesional en la ciencia. Babbage fue el precursor de la computación, inventor de la calculadora mecánica y la máquina analítica. Fue una gran inspiración para la joven. Trabajo como becaria junto a él hasta que dejó los estudios para cumplir con los estereotipos femeninos de la época: casarse y tener hijos.

Pero poco tiempo le duraron las ganas de ejecutar las tareas domésticas y decidió regresar a su trabajo como investigadora.

Se casó con William King-Noel, integrante de una poderosa familia. A partir de ese momento su salud volvió a resentirse. Padeció afecciones respiratorias y digestivas. La trataron con opiáceos que, como contrapartida, le produjeron alucinaciones, delirios y bruscos cambios de humor.

Publicó un trabajo para la revista Scientific Memoirs que le encargó la redacción y traducción de una nota escrita en francés, por el ingeniero militar Luigi Menabrea, en la cual describió la máquina analítica de Babbage. Aprovechó para agregarle al artículo sus propias teorías y consideraciones; algunas ideas propias sobre programación que resultaron ciertamente de avanzada para la época.

Propuso un sistema de tarjetas perforadas que resultaron imprescindibles para programar los primeros ordenadores en el siglo XX y de ello resultó el hito de crear el primer algoritmo procesado por una máquina. Lo sobresaliente es que lo creó cuando aún no existían las computadoras.

Para desarrollar estos aportes se basó en los números de Bernoulli. En una máquina de Babbage introdujo el algoritmo y creó el llamado “bucle”, una acción que en la jerga de la programación implica llevar a cabo una serie de acciones de modo repetido.

Por otra parte, presentó una novedosa idea de una máquina que podía programarse y reprogramarse para conseguir funciones que culminasen en ejecución de una serie de tares más complejas a los cálculos y que se expresaban mediante símbolos.

A pesar de todo este fantástico aporte no pudo eludir las presiones y la discriminación que sufrió a causa de su condición de mujer en un mundo, como ya señalamos, dominado por hombres. Casi toda su vida profesional firmó como A. A. l.

Sus últimos años de vida estuvieron signados por sus problemas físicos y psíquicos que la acercaron al juego, a disponer de una notable cantidad de amantes, que terminaron por minar su fortuna.

Falleció en la ciudad inglesa de Marylebone, a causa de los graves sangrados que le produjo un cáncer de útero. Tenía 36 años.

Su último deseo fue ser enterrada junto al padre que jamás conoció. Curiosamente, él también murió joven, a los 36 años.

Tanto su prematura muerte, como la de Babbage, años más tarde, dejaron inconcluso y olvidado su valioso trabajo. En este año se recuperaron sus informes y anotaciones que se sumaron a la construcción de la teoría informática.

El Departamento de Defensa de Estados Unidos llamó Ada al lenguaje de programación que creó.

La Asociación de Mujeres en Informática creó el Premio Ada Lovelace.

La British Computen Society empezó a entregar la Medalla Lovelace.

Recibió muchos homenajes, entre ellos que se determinó que el segundo martes de octubre sea su día; la fecha tiene por misión reconocer las contribuciones femeninas en los ámbitos de la ciencia, las matemáticas, la ingeniería y la tecnología.